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Columna: El plástico, un gran enemigo para el medio ambiente

El medio ambiente es el entorno en el cual vivimos, dependemos de él para nuestra supervivencia y bienestar. Cuidar el medio ambiente es fundamental no solo para garantizar un presente saludable, sino también para asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.

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¿Sabías que el primer cepillo de dientes que usaste en tu vida sigue existiendo en alguna parte del mundo? Por más loco que esto suene, se debe a que el plástico puede tardar hasta mil años en degradarse. Si miramos a nuestro alrededor, veremos que todo, o casi todo, lo que nos rodea está hecho a base de plástico.

Solemos decir: “es solo una botella más, no hace la diferencia” y no hacer nada al respecto. Pero si a eso lo multiplicamos por 7 mil millones el problema genera un enorme impacto en el medio ambiente. A diario descartamos botellas de bebidas que consumimos, envases y envoltorios de productos, bolsas y probablemente no nos hemos detenido a pensar en dónde terminan una vez que los desechamos.

La contaminación por residuos plásticos es uno de los principales problemas ambientales. Una medida de 8 millones de toneladas de plásticos es vertida cada año en los océanos, lo que equivale a vaciar un camión de basura lleno de plásticos cada minuto. Esto puede llegar a formar gigantescas masas de desechos en los océanos, conocidas como “islas de plástico”. Asimismo, podemos encontrar plástico en prácticamente cualquier rincón del planeta, incluso en lugares remotos e inaccesibles.

Estos plásticos, al degradarse, se descomponen en lo que denominamos “microplásticos”, que son pequeñas partículas sintéticas derivadas de plásticos, petróleo o incluso de productos del hogar. Se caracterizan por tener un tamaño inferior a cinco milímetros de diámetro, lo cual puede llegar a ser imperceptible para el ojo humano. Estas partículas son difíciles de eliminar debido a su pequeño tamaño, lo que hace que vayan directo al mar y finalmente acaben siendo el alimento más común de los seres vivos marinos. Cuando estas partículas llegan a su límite de toxicidad, los animales mueren, siendo a su vez alimento de otros e incluso nuestros, lo que genera una evolución de la cadena alimentaria y acaba provocando daños incalculables tanto en el medio natural como en la sociedad.

A raíz de esto, un estudio de la Universidad de Newcastle, Australia, indica que en promedio una persona ingiere semanalmente unos cinco gramos de plástico presentes en el agua, el aire y en alimentos. Esa cantidad equivale a los microplásticos que contiene una tarjeta de crédito. Todo parece indicar que esta cantidad va en aumento, por lo que cada vez ingeriremos mayor cantidad de microplásticos.

¿Qué podemos hacer para disminuir el consumo de plásticos? Por empezar, podemos reemplazar aquellos productos de plástico de un solo uso, como vasos, cubiertos y bolsas, por otros que sean de larga vida, como bolsas de tela, vasos y cubiertos reutilizables, y cepillos de dientes hechos de otros materiales que no sean plástico, como los fabricados a base de bambú.

Cuando el uso y consumo de plásticos sea inevitable, podemos reutilizarlos, convertirlos en algo nuevo y útil para nosotros, o reciclarlos para darles un valor nuevo. También resulta importante la correcta separación de los residuos que generamos en nuestros domicilios, debemos separar los orgánicos de los inorgánicos y así nos será más fácil recuperar los residuos aptos para el reciclaje.

Todos, desde nuestro lugar podemos ser parte del cambio que el planeta necesita. Cualquier pequeña acción genera un gran cambio. ¡El futuro del medio ambiente hoy depende de nuestras acciones!

Columnista: Florencia Asquinazi /Abogada ambientalista

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